Carta de presentación

Referente LXG:
Sr. Gerente:
Presente:

De mi mayor consideración:
Me dirijo a usted con referencia al aviso publicado el día 24 de Agosto del corriente en el diario local, donde se solicita una empleada administrativa.
Debo comunicarle que en ese ámbito laboral no poseo experiencia, pero aún así me considero sumamente capaz de un aprendizaje rápido y eficiente.
Es mi objetivo, a través de estas líneas, requerirle una oportunidad para poder demostrar las cualidades que poseo, sabiendo que mi curriculum es demasiado escueto. Mi única participación laboral hasta el momento fue con un tío durante veinticuatro días en un bazar. Luego, inconvenientes suscitados en el local obligaron a mi familiar a cerrar las puertas de su comercio.
Mi perfil corresponde al de una joven responsable y con ganas de progresar, pero quizás lo más destacable de mi personalidad sea el carácter. Poseo condiciones naturales para relacionarme con mis semejantes. Permanente buen humor, predisposición para cualquier tarea y simpatía constante son mis estados de ánimo más frecuentes. Puede ser que este comentario resulte algo pedante o falto de modestia pero deseo resaltar las mejores cualidades de mi persona.
Seguramente, en su destacada empresa, es importante la comunicación con el resto del personal y/o con los clientes. De manera que contratándome, usted contará con una empleada agradable que brindará sosiego y serenidad en los momentos complicados y creará la armonía necesaria en toda organización.
Como no quiero aburrirlo con mi carta ni hacerlo perder más tiempo del que corresponde, lo saludo y quedo a la espera de su llamado para concertar una entrevista.

Atentamente
Lucrecia Fabiani

P.D.
Al revisar el aviso, antes de llevar esta carta al diario, noté que pedían una foto actualizada (cosa que antes no había advertido) y esto frenó mi impulso. El clasificado pedía firmemente, sin dejar otra opción, “adjuntar foto actualizada”. Como si de ello dependiera la posibilidad de trabajo. Como un hecho excluyente.
Yo, señor gerente, debo admitir que mi situación económica, en estos momentos, no me permite tomarme esa fotografía.
Por otra parte, veo que se le está dando demasiada trascendencia al aspecto físico, poniendo en evidencia que para ustedes es más importante la figura que el temperamento. De manera que hasta me permito sospechar que vuestra organización busca algo más que una empleada administrativa… ¿Quizás un objeto sexual?, ¿tal vez una curvilínea descerebrada para atraer clientes idiotas?, ¿una aventura con recibo de sueldo?.
Ya no tengo dudas de que estoy tratando con un degenerado, un explotador y un engreído que pretende apoderarse de vidas ajenas utilizando su poder.
Además, yo me pregunto si usted gerente de LXG, cree ser superior o tener autoridad suficiente sobre las personas para pretender conocerlas mediante una fotografía. En todo caso deberíamos intercambiar fotos y de ese modo ambas partes tendríamos la posibilidad de reírnos de la cara del otro.
¿Quién se cree que es?. ¿O acaso piensa que por estar al frente de un vulgar negocio es mejor?.
Tiene usted una clara actitud de cobardía ya que ni siquiera da su nombre y se esconde, vaya a saber por qué oscura circunstancia, detrás de una sigla. Apañado por un diario que le permite utilizar su domicilio postal a fin de poder operar desde la impunidad que otorga el anonimato.
Mire señor… traté de mantener la calma pero su actitud, sumamente ofensiva, ha logrado que una persona apacible y serena como yo, se irrite.
Individuos como usted malogran las posibilidades de empleo de la población.
Le voy a dar un consejo “gerente de morondanga”: tenga mucho cuidado porque puedo averiguar su dirección y romperle todo el boliche inmundo. Si no me cree pregúntele a mi tío qué pasó ese día que me contestó mal. Que le cuente cómo le destrocé el bazar, taza por taza, copa por copa, fuente por fuente…
Ahora voy a dejar de escribir porque no vale la pena gastar mi precioso tiempo con usted. Sólo espero que no se le ocurra llamarme o le aseguro que lo lamentará.

Lucrecia